Rubén Miño: un acordeonista inmortalizado

A muy corta edad se inició en la música, a los 15 años se perfeccionó en la guitarra y comenzó sus estudios en el acordeón.

Nació en 1931 en Colonia 3 de Abril. Como era costumbre en esa época, tuvo que radicarse en Buenos Aires, a comienzos de la década de 1950. Un año después se sumó al conjunto del acordeonista entrerriano Ramón Quevedo. Posteriormente, recibió la invitación de Polito Castillo para sumarse a la Embajada Cartelera Correntina.

Por esos años, conoció a Don Ernesto Montiel, quien lo alentó a tocar el acordeón, obsequiándole su propio instrumento. En ese momento, ya estaba consolidado en la cartelera correntina, participando de 50 grabaciones con el sello Music Hall. Paralelamente, trabajaba con artistas de la talla de Ramona Galarza, Isaco Abitbol, Emilio Chamorro, Emeterio Fernández y Roberto Galarza.

Vuelta a Bella Vista

Para fines de los 60, volvió a su Bella Vista natal. Allí, formó un conjunto junto a Jhony Duprat, Alfredo y Lilio Vallejos. Este grupo grabó 6 discos para el sello Asunción. Entre ellos se destaca: «Te arrullo mi amor», «Amor a la distancia» y «Los nuevos triunfadores del chámame». Al mismo tiempo, grabó para el mismo sello junto con Antonio Niz. En 1975, una enfermedad lo alejó por cinco años de los escenarios a donde volvería para 1980, grabando para el sello Vedette el disco «Gracias Doctor José Levin».

En 1992, fue convocado nuevamente por Isaco Abilbot y Nicolás Niz para formar el trio correntino Pancho Cue. Grabaron temas clásicos como «La yerra», «Lamento correntino», y «La fronda».

Rubén Miño falleció el 16 de Julio de 1996 en Bella Vista. Hoy, su figura está inmortalizado en la Plaza de Los Chamameceros, donde se recuerda a los músicos fallecidos en la tragedia de 1989.